La educación rionegrina es un claro
ejemplo de la paradoja de la política educativa argentina. A nivel
nacional ésta se expresa en la contradicción entre los grandes objetivos
educativos y presupuestarios plasmados en las leyes de Educación y de
Financiamiento Educativo por un lado; y los incesantes paros docentes,
por otro.
En Río Negro, el año 2009 se inició
con una clara contradicción que pareciera seguir, de algún modo, esta
tendencia de desencuentro entre las ambiciosas metas propuestas y un
grado de conflictividad tal que impide el dictado normal de las clases.
En efecto, con un salario muy por debajo del promedio provincial, Río
Negro fue la última provincia en iniciar el ciclo lectivo, debido a un
paro docente que se extendió desde el 23 de febrero (fecha en la que
estaba previsto el inicio de las clases) hasta el lunes 13 de abril
último.
Esta situación, que sin duda atenta
contra la calidad de la educación de los alumnos, contrasta con un
Ministerio que diagnostica la situación de las escuelas y planifica la
política educativa. Un ejemplo de ello es el innovador proyecto de
introducción de las nuevas tecnologías de la información y de la
comunicación (NTICs) en los ámbitos educativos. La propuesta, declarada
como uno de los objetivos prioritarios del plan educativo provincial, se
plantea como una política integral, que cubre diferentes dimensiones de
la temática: la formación docente, la progresiva extensión de la red de
conectividad y la organización de la asistencia técnica para las
escuelas, entre otros aspectos. De acuerdo con las declaraciones de
Fernanda Barragán, una de las responsables del programa, 98% de las
escuelas del nivel medio se encuentran equipadas con un laboratorio con
al menos 8 computadoras de última generación.
Desde el año pasado además, se lleva
a cabo un plan piloto denominado “Aulas Digitales”, que prevé el
equipamiento de las aulas de grado, con entre 15 y 20 notebooks para los
alumnos, una laptop para el docente, un cañón, un router y una pantalla
digital para el aula. Otras de la línea de la política es el
equipamiento de laboratorios escolares.
La introducción a gran escala de las
NTCS dentro del sistema educativo es una línea relativamente nueva en el
campo de las políticas educativas y, como tal, sumamente controvertida.
Son pocos los acuerdos entre funcionarios, académicos y especialistas
respecto de cómo fortalecer su inclusión en las escuelas. La iniciativa
rionegrina es una alternativa que muestra la necesidad de un diseño
integral de una política de tales características, cuyos resultados en
cuanto a la mejora de la práctica pedagógica aún están por demostrarse.
Al mismo tiempo, el caso rionegrino señala que sus potencialidades
pueden ser escasamente aprovechadas si no se encuentran saldadas las
condiciones básicas para la enseñanza y el aprendizaje.
II- Catamarca:
Centros de apoyo escolar municipales en la ciudad capital
El municipio de la ciudad de San
Fernando del Valle de Catamarca cuenta con unos 50 Centros de Apoyo
Escolar, que trabajan asistiendo a alumnos con dificultades de
aprendizaje durante los períodos de recuperación. Aunque el valor de
estos espacios es destacado por los estudios sobre fracaso escolar, su
pertinencia debe ser evaluada en función de su articulación con la tarea
de la escuela y de las prácticas pedagógicas que utilizan.
Distintas instancias de apoyo
escolar, formales y no formales, tuvieron una intensa actividad durante
el mes de febrero último en distintos puntos del país, preparando a los
alumnos para los períodos de recuperación de los aprendizajes que prevén
los regímenes de evaluación y promoción de la gran mayoría de las
jurisdicciones.
Fue el caso de la provincia de
Catamarca, que presenta la particularidad de contar con unos cincuenta
Centros de Apoyo Escolar (CAE) gratuitos, dependientes del municipio de
la ciudad capital. En diferentes barrios céntricos y periféricos se
trabajó con los alumnos de EGB 1, 2 y 3. Tal fue el pedido de
inscripciones que recibió esta iniciativa –inusual en un municipio-, que
se está considerando la posibilidad de extenderla y ampliar la oferta.
El valor del apoyo escolar, orientado
a acompañar a los alumnos en el logro de los aprendizajes en ambientes
facilitadores y centrados en tareas específicas, es destacado por todos
los estudios preocupados por mejorar las trayectorias escolares y
garantizar a la vez aprendizajes significativos a todos los alumnos. En
estos espacios, los maestros pueden concentrar sus esfuerzos de manera
más personalizada en los alumnos con mayores dificultades y ritmos de
aprendizaje diversos.
Sin embargo, las ventajas y la
pertinencia de esta estrategia deben ser consideradas con cuidado. En
primer lugar, el apoyo escolar no debe ni puede sustituir el tiempo de
enseñanza que debe tener lugar en las aulas. En este sentido, cabe
alertar sobre el riesgo de desvirtuación de los Centros de Apoyo Escolar
catamarqueños. En efecto, ante los paros y las falencias en la enseñanza
formal, estos centros se vieron desbordados por la enorme demanda de los
padres, que buscan alternativas para garantizar la educación de sus
hijos. En períodos de conflicto docente, los CAE se transformaron en
“espacios de contención social”, como lo formula un periódico de la
Provincia (La Unión Digital, 22/02/2009).
En segundo lugar, el interés de las
instancias de apoyo escolar depende directamente de cómo funcionen.
Estos “espacios periféricos” a la escuela se tornan infructuosos –y
hasta perniciosos- si se restringen a repetir las prácticas de enseñanza
que ya se mostraron ineficaces durante el período escolar. Queda abierta
la pregunta, en el caso Catamarca, sobre la articulación de los CAE con
el sistema educativo formal, tanto en cuanto a los contenidos
transmitidos como a los docentes a cargo y las prácticas pedagógicas
utilizadas.
Sería deseable que la actividad de
los CAE formara parte de una política integral de mejora de la retención
y de la calidad del sistema educativo catamarqueño. Una política global
exigiría, por empezar, la garantía de espacios de apoyo escolar en otras
regiones de la provincia, menos nutridas seguramente en este sentido que
la ciudad capital.
III- Buenos Aires:
Escuelas abiertas en verano para la inclusión social y educativa
El programa Escuelas Abiertas en
Verano se presenta como una política integral definida por la promoción
de actividades recreativas y la atención al derecho a una vida saludable
para niños, jóvenes y adolescentes.
Se implementa en la provincia de
Buenos Aires desde el año 2000. La iniciativa ofrece la realización de
jornadas educativas de cuatro horas diarias durante los meses de enero y
febrero. Esta alternativa se propone asistir las necesidades
nutricionales, culturales y deportivas de los niños, jóvenes y
adolescentes para apuntalar la retención de los alumnos en el sistema
educativo y la inclusión de aquellos que aún están excluidos. La oferta
de deportes, propuestas culturales y recreación al aire libre o en
contacto con la naturaleza tiene como fundamental propósito atender un
amplio abanico de motivaciones juveniles para lograr mayor
participación. Por su lado, el servicio alimentario escolar pretende
atender la integridad de los alumnos que asisten a estas jornadas.
Vale destacar la envergadura del
programa, en la provincia más densamente poblada del país. En su décima
edición participaron 270 mil niños, jóvenes y adolescentes de los 134
distritos de la Provincia, afectando a un gran número de auxiliares,
docentes de distintas disciplinas y directores de escuela.
La cantidad de participantes exigió
la habilitación de 2.200 sedes de diversa índole: escuelas, Centros de
Educación Complementaria, Centros de Educación Física y predios
municipales o de sociedades intermedias. También requirió la
articulación con municipios para disponer de instalaciones para la
práctica deportiva.
La apertura de las escuelas durante
el período estival promueve el desarrollo físico, cultural y el cuidado
de sí, fundamentalmente en aquellos chicos que no cuentan durante este
período con un marco familiar o institucional estimulante que los incite
a experimentar tamañas propuestas de manera sistemática.
En cuanto a la inclusión social y
educativa, se designaron cargos para la atención de chicos con
necesidades especiales y se incorporaron escuelas rurales entre las
instalaciones donde se llevó adelante la política. Además, el programa
permite la participación de todos los chicos en edad escolar, estén o no
escolarizados.
En materia de cuidado de la salud, se
implementaron proyectos de promoción de la una vida saludable, hábitos
alimentarios y de higiene, y la atención de las necesidades
nutricionales. Por su lado, la dimensión cultural comprendió la
educación en valores a partir de clínicas deportivas y el fomento al
trabajo en equipo, la cultura del esfuerzo y la creatividad a partir de
las distintas instancias de participación.
Los ejes sobre los que versaron las
actividades desarrolladas abarcan aspectos socioeducativos que tienden a
fortalecer una idea de escuela de puertas abiertas a la comunidad.
Todos los estudios sobre trayectorias
escolares subrayan que la continuidad del proceso de enseñanza y
aprendizaje es un factor clave para una experiencia escolar que tienda a
retener a los alumnos en el sistema educativo. Esto es especialmente
clave en la provincia de Buenos Aires ante la creciente deserción de los
jóvenes en el nivel secundario, donde la tasa de abandono interanual de
Polimodal para 2006 fue de 22,9% (la más alta del país). Programas como
este pueden contribuir a los fines de la inclusión y la retención de
niños y adolescentes en el sistema educativo. Pero la Provincia deberá
realizar mayores y diversos esfuerzos para revertir esta preocupante
tendencia de exclusión social, en un escenario donde la cuestión de la
distribución del ingreso es ineludible.